
(Toma de la película clásica cubana "La muerte de un burócrata")
Ayer me visitó en mi Oficina de Leyes el señor Delegado de una Oficina de un Organismo Internacional con sede en Nicaragua. Su nombramiento es político. El organismo consulta con las autoridades locales y lo nombran. Fácil.
Pues el susodicho señor Delegado se presentó a una hora inusual; con aliento alcohólico y una resaca que movía un barco.
Al principio pensé que estaba borracho pero no; lo que estaba era bajo los efectos
posteriores por ingesta de licor.
¿En qué le puedo servir?
Bueno, pues usted sabe que yo soy el señor Delegado del Organismo tal(no lo sabía, alguna gente cree que por que sos delegado todo el mundo sabe o debe saber eso) por que como usted sabe a mí me puso el fulano de tal y el sutano de tal (eso era mas fácil inferirlo; son los "ungidos" del poder; los privilegiado en la repartición de la torta de la "res publica").
Lo corto con educación al señor Delegado; estaba a punto de irme a la Universidad a dar clases...
Bueno dígame ¿En qué le puedo servir?
Mire Doctor; resulta que he recibido el fondo para un Proyecto de varios miles de dólares y no tengo ninguna experiencia en administrar fondos; usted sabe que mi trabajo era otro (conductor de automovil, eso sí lo sabía) y los que me pusieron no quieren que el Delegado de Gobierno lo sepa y me dijeron que yo lo administre.
Usted sabe yo soy primera firma y el Administrador es segunda firma (eso también era previsible son las normas generales de administración de fondos sujetos a rendición)
Yo necesito que usted me asesore.
Me pongo en guardia; que lo asesore ¿para qué? para ocultar los fondos al Delegado de Gobierno; para ejecutar los fondos bien y rendir la cuenta o para ejecutar los fondos ilegalmente. ¿Para qué?
Por que este tipo de gente suele confundir la cosa pública con su finca personal. (Bueno, este no tiene finca; es peor)
La expresión "yo puedo hacer cualquier cosa con los fondos que manejo" nos da una idea de la magnitud del abuso del poder que proyectan.
Bueno; enséñeme los papeles del proyecto
Es que no los traje... disculpe... regresaré otro día.
El señor Delegado se levantó y me dió la mano y se marchó raudo.
Agarré mis libros; tomé mi plan de clases y me marché a mi universidad.
Y me dije para mis adentros:
¡Tronco de Delegado!
Homero.