Me tenía nervioso. Se movía sigiloso de un lado para otro, retorciendo sus ojos y enseñando sus dientes. Volvió a ver hacia la calle y quiso agredir a un par de personas que caminaban plácidamente. ¿Se había levantado con malas pulgas? Duque, mi perro por fin se echó posando su quijada en el suelo; resignado a ver una foto del "candidato del pueblo" en las pasadas elecciones, que yacía aun colgada de un poste de la calle.
Homero.
GRACIAS
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*La verdad es que no es esto lo que yo pretendía al iniciar, hace muchos
años, mi andadura por estos blogs, en los que he encontrado lectores,
amigos...
Hace 19 horas