domingo, 11 de mayo de 2008

SOCORRO LA ENFERMERA


Mire señora; tome esta receta y váyase a la farmacia a comprar las medicinas para su bebe, no se preocupe que estará bien.

La última paciente.

Todo el día habían estado lidiando en la sala de maternidad e iban a tomar algo a la cafetería para marcharse a casa.

Socorro y Juana eran buenas amigas; dos jóvenes de barrio pobre que recién se habían graduado de enfermeras y habían sido contratadas en el Hospital General de la ciudad.

Estaban alegres por que ese día les habían pagado su primer salario.

Al pasar por la farmacia encontraron en una banca llorando a la misma mujer con el bebe y con las recetas en la mano.

Socorro se detuvo y detuvo a Juana y regresándose sobre sus pasos le preguntó a la mujer de extracción humilde: ¿Le pasa algo señora? ¿Le puedo ayudar en algo?

La mujer enjugó sus lágrimas con una toallita de mano y le dijo que no tenía para comprar las medicinas para su bebe.

Socorro le quitó las recetas de la mano se dirigió a la ventanilla de la farmacia y compró con su dinero las medicinas de la señora y se las dio.

Tome señora; el hospital regala las medicinas en este caso; váyase a su casa tranquila y dele la medicinas a su bebe.

La mujer agradecida solo pudo tomar con sus dos manos la mano de Socorro que sostenía la bolsa de medicinas y le dijo: Dios la bendiga.

Socorro es mi madre.

Le dedico este post a ella y a todas las enfermeras en su día.

Ojalá todas fueran como ella.

Homero.

6 comentarios:

Lara dijo...

Pues es una gran persona pero eso seguro que ya lo sabes tú ;)
Muuuuuuacks!

Anónimo dijo...

Qué bonito detale el de tu madre...

La gente cada día se va deshumanizando más...Y es una pena.

Un beso, Homero.

González Luis dijo...

Sí, todas ellas fueran iguales, enfermeras, doctoras y cualquier profesión, mujeres simplemente. y los seres humanos por igual.

El amor está escondido en cada uno, pero verlo reflejado a veces cuesta mucho. Un saludo especial a esa mujer con un gran nombre: SOCORRO.

Anónimo dijo...

Hay gente estupenda por todas partes, sólo hay que tener la suerte de encontrársela.

Tú la tienes muy cerca. Dicen que de tal palo, tal astilla. Y yo creo que, en este caso, es verdad.

Beso para los dos.

Anónimo dijo...

Un niño en peligro es lo que más nos ablanda el alma.

Saludos.

Anónimo dijo...

Qué bonito detalle Homero. Bonito de tu madre, por tener un corazón noble y hacer "un poquito más". Bonito de tu parte, por dejarnos conocer a través de tu blog esos pequeños actos de nobleza que nos hacen detenernos y tener esperanza...