miércoles, 14 de enero de 2015

LA VIBORA Y EL GARROBO

Estaban cerca del camino dos grandes amigos: una víbora y un garrobo discutiendo sobre los humanos. La víbora argumentaba que el hombre estaba lleno de prejuicios y que por eso, no era de fiar; el garrobo más indulgente le decía que era cosa de ganarse su confianza y que por eso hasta podía vivir tranquilamente en los patios del pueblo.

Así pasaron discutiendo un buen rato, mientras tomaban el sol de la mañana; en eso divisan a un hombre que viene caminando  a la orilla del camino de forma distraída.  La víbora le propone al garrobo un plan__ Cuando pase cerca de nosotros,  yo lo voy a morder ligeramente y vos salís corriendo por el camino hasta meterte nuevamente en el monte. Así lo hicieron y el hombre al sentir el mordisco en el ojo del pie, pegó un brinco y exclamó: ¡Ayy! mientras sacudía con la mano el pantalón, en eso miró que el garrobo salía en carrera por el camino hasta meterse al monte y dijo: ¡Ve que jodido el garrobo, yo ni sabía que mordía a los humanos! y siguió caminando tranquilamente.

El garrobo interpeló a la víbora y le dijo: ¡Ajá! ¿viste que no me hizo nada? Esperate, esperate que el Plan no termina mi querido garrobo. Le contestó la víbora, mientras sacudía la cola de un lado a otro.

Al rato, divisaron que venía por el camino otro hombre y le dijo la víbora al garrobo que el plan ahora era al revés, vos garrobo lo vas a morder suavemente y yo voy a salir rápido entre sus piernas y me voy a meter al monte. Así lo hicieron: El hombre al sentir la mordedura del garrobo gritó ¡Ayy! el garrobo se escondió rápidamente y se coló la víbora entre sus piernas, serpenteando veloz y metiéndose entre los matorrales. El hombre al ver la víbora gritó nuevamente dando saltos y gritando como loco:  ¡Ayy!  ¡Ayy! me picó una maldita culebra, mientras daba saltos, lleno de terror ¡Ayy!  ¡Ayy! y en eso se desplomó, quedando desmayado en mitad del camino. La víbora sin dejar de reírse le dijo al garrobo: para que veas, el hombre está lleno de prejuicios y no es de fiar. El garrobo se puso a reír con ella y le dijo: ¡Ya me jodiste! Y siguieron platicando mientras se desplazaban entre los matorrales.

Homero.

NOTA: Esta historia estaba basada en una que me contó Don Héctor Gaitán Torres, de autor anónimo.

2 comentarios:

gabriela dijo...

Mucha razón.

Vemos a un hombre mal vestido, y lo tachamos de ladrón...nos da "mala espina"...nos hacemos a un lado...desconfiamos...

Feo, feo.

Homeronica dijo...

Así es Gaby: Pero mira como te vence el miedo (sugestivo) con solo sacar una "cuenta" de forma errada. Saludos mi amiga. H.