viernes, 27 de noviembre de 2009

LA MALDICION DE LA PASAJERA NUMERO 13

La mujer con un crío en los brazos nos había maldecido a todos.

Era la pasajera número 13.

El piloto del avión hacía pocos minutos la había tenido que bajar por que no podía cargar a su hijo de 3 años en un solo asiento. Violaba las normas de seguridad aeronáutica.

Todos protestamos por la bajada de la señora y por sus maldiciones.

"Tal vez convenga bajarme por que este avión a lo mejor caerá mas tarde" esas fueron sus últimas palabras, un poco antes de que se cerrara la puerta de ese avión monomotor que nos llevaría a la ciudad de Managua.

Los pilotos anunciaron su vuelo prometiendo estabilidad y deseando viaje placentero.

Corriendo por esa pista de asfalto a medio terminar todos nos persignamos y nos encomendamos a Dios, solo cuando estamos en esos momentos aprisionados por el miedo y la incertidumbre.

Despegó el avión, encendí mi ipod nano para escuchar un poco de música y dormitar durante el viaje.

De pronto comenzó a zarandearse todo; las bolsas de aire movian la aeronave como papeleta frente a un ventilador. Subía y bajaba y no era fuente ni chorrito pero estaba de muy mal humor.

Apretaba los ojos y oía gritos desesperados, vamos a caer; quise abrir los ojos y no pude; la música sonaba en mis oídos y lastimaba mis timpanos.

Sube y baja el aviocito pipilachita.

Vamos a caer.

"El puente se va a caer, va a caer, el puente se va a caer..."

No puedo evitar el recordar esta canción de párvulo.

El sudor se apoderó enteramente de mis manos y rostro.

Un frío helado de muerte se mezclaba con el sonido de un motor que ya no podía vencer la tormenta.

Cambió la temperatura en la cabina; sabía que estabamos a escazos 2,000 pies y cayendo.

Se cumplió la maldición de la mujer pasajera 13.

Nos caimos.

¡PAFF! esperé cruzar al otro lado del tunel oscuro como en la dimensión desconocida "tininini...tininini..." pero nada.

Seguía allí con los ojos cerrados.

"Señores pasajeros bienvenidos a la ciudad de Managua; la tripulación les desea que hayan tenido un hermoso vuelo"

Abrí los ojos y allí estabamos en una mañana soleada; alegrespor solo haber tenido un mal sueño que no se había hecho realidad.

Homero.

2 comentarios:

Lara dijo...

¡Buf! pues menos mal, que nunca hay que fiarse que a veces estas cosas, casualidad o no, pasan.
Muuuuuuuuuuacks!

Liova dijo...

Pues me alegro sinceramente que aquella pesadilla fuera un sueño. A mí, la verdad, nunca me gustó volar, será que lo entiendo antinatural a mi especie. Te felicito por la redacción. BESITOS Y SALUDITOS.