Eran las 8 de la mañana.
Don José y Doña Juana se encontraban desayunando en el área de la cocina,en la única mesa que tenían.
Frijolitos, pan y café negro.
Los dos estaban jubilados y la pensión no daba para mas.
Vivían en una casita pequeña sin divisiones internas con un pequeño patio en la parte de atras donde tenían la lavandería.
Estaban hablando sobre el alza de los precios de la luz y el agua; del gas propano y en
general de la carestía de la vida cuando en eso llamaron a la puerta.
¿Quien será? dijo Don José.
No se__ respondió Doña Juana. Tal vez la muchacha de las tortillas.
Abrió la puerta y se encontró una joven de aspecto sencillo; cara redonda y un poco obesa; andaba con chinelas de hule.
Buenos días ¿Usted es Doña Juana?
Sí mija; soy yo ¿en qué te puedo servir?
Es que me manda mi tía Cheya para lavarle la ropa.
Ahh.. pasa, pasa ¿Y por qué no vino ella?
Es que tuvo que ir a hacer un mandado al rastro por que va a matar un chancho el sábado para hacer nacatamales.
Bueno, bueno. ¿Y cómo te llamas niña?
Me llamo Dolores pero solo me dicen Lola.
Bueno Lolita pasa pasa.
Don José vuelve a ver de pies a cabeza a la joven Lola y le pregunta:
¿Cuantos años tenés vos chavalá?
18 años voy a cumplir 19.
¿Y estás en la escuela? No señor es que me da dolor de cabeza el estudio.
Uhmmm... Don José se había tomado el último sorbo de su café y puso la taza en la mesa en señal de que había terminado de comer.
José, esta muchacha es Lola y viene a lavarnos la ropa; la mandó su tía Doña Cheya.
Sí, sí___ dijo Don José ya oí.
Bueno; niña vamos a la parte de atrás allí está el lavandero y la ropa que vas a lavar; es
poquito; una tarea apenas.
¿Y cómo paga usted Doña Juana?___ preguntó la joven Lola.
¿No te explicó tu tía? Yo pago a peso la pieza y a cinco reales la media pieza.
¿Te parece? Sí.. sí... dijo Lola no muy segura.
Bueno, bueno; aquí está el lavandero; allí tenés la pana y la manguera; allá está el
tendedero y esta es la ropa; ya te la tengo separada los pantalones y las camisas de Don Juan; los vestidos míos y la ropa interior de los dos.
Cualquier cosa me avisas.
Doña Juana se volvió a meter adentro de la casa y se volvió a sentar en la mesa con Don José; quien se había puesto los anteojos y estaba resolviendo el crucigrama.
¿Qué dijo la muchacha? Preguntó Don José.
Nada; nada dijo Doña Juana; no la veo muy animosa que digamos.
Doña Juana se levantó recogió los trastes de la mesa y se puso a lavarlos.
Terminando de lavar los trastos Doña Juana; la joven Lola se asomó en la entrada de la puerta trasera y la llamó: Doña Juana venga a ver...
Doña Juana cerró el grifo; se secó la manos y caminó despacio hacia el patio.
Voy a ver qué quiere la muchacha. Don José no le respondió; estaba leyendo los
clasificados del periódico.
Ajá muchacha ¿Qué pasó?
Ya terminé de lavar lo que podía__ le contestó la joven Lola.
¿Como es eso? Si sólo lavaste los pañuelos de José y sus calcetines. No lavaste sus
pantalones ni sus camisas, tampoco lavaste mi ropa.
Lo que pasa Doña Juana es que me hace daño lavar ropa pesada por eso no lavo ni pantalones ni vestidos. Se me abre la mano y el médico me recomendó que no lo hiciera.
Ideay pero tampoco lavaste sus calzocillos; lo que pasa Doña Juana es que yo soy cristiana y soy señorita y me dijeron en la Iglesia que las señoritas no podemos lavar ropa interior de hombres por que podemos quedar embarazadas.
Doña Juana la queda viendo y no sabe si ponerse a reír o enfurecerse.
Pero tampoco lavaste mis calzones ni mis fustanes. Ahh Doña Juana lo que pasa es que usted es muy mayor; es mujer jugada y puedo agarrar hielo en el vientre.
Así que págueme y ya me voy.
Doña Juana sacó diez pesos de su bolsillo y se lo dio a la joven Lola que salió de la casa mas rápido que un perro que ha estado amarrado.
Doña Juana se vuelve a meter a la casa y se sienta callada en la mesa sin decir nada.
Don José la vuelve a ver por encima de los anteojos y le dice: Qué rápido terminó la
muchacha.
Doña Juana lo vuelve a ver con ojos cansados y le dice: Después hablamos...
Homero.
Don José y Doña Juana se encontraban desayunando en el área de la cocina,en la única mesa que tenían.
Frijolitos, pan y café negro.
Los dos estaban jubilados y la pensión no daba para mas.
Vivían en una casita pequeña sin divisiones internas con un pequeño patio en la parte de atras donde tenían la lavandería.
Estaban hablando sobre el alza de los precios de la luz y el agua; del gas propano y en
general de la carestía de la vida cuando en eso llamaron a la puerta.
¿Quien será? dijo Don José.
No se__ respondió Doña Juana. Tal vez la muchacha de las tortillas.
Abrió la puerta y se encontró una joven de aspecto sencillo; cara redonda y un poco obesa; andaba con chinelas de hule.
Buenos días ¿Usted es Doña Juana?
Sí mija; soy yo ¿en qué te puedo servir?
Es que me manda mi tía Cheya para lavarle la ropa.
Ahh.. pasa, pasa ¿Y por qué no vino ella?
Es que tuvo que ir a hacer un mandado al rastro por que va a matar un chancho el sábado para hacer nacatamales.
Bueno, bueno. ¿Y cómo te llamas niña?
Me llamo Dolores pero solo me dicen Lola.
Bueno Lolita pasa pasa.
Don José vuelve a ver de pies a cabeza a la joven Lola y le pregunta:
¿Cuantos años tenés vos chavalá?
18 años voy a cumplir 19.
¿Y estás en la escuela? No señor es que me da dolor de cabeza el estudio.
Uhmmm... Don José se había tomado el último sorbo de su café y puso la taza en la mesa en señal de que había terminado de comer.
José, esta muchacha es Lola y viene a lavarnos la ropa; la mandó su tía Doña Cheya.
Sí, sí___ dijo Don José ya oí.
Bueno; niña vamos a la parte de atrás allí está el lavandero y la ropa que vas a lavar; es
poquito; una tarea apenas.
¿Y cómo paga usted Doña Juana?___ preguntó la joven Lola.
¿No te explicó tu tía? Yo pago a peso la pieza y a cinco reales la media pieza.
¿Te parece? Sí.. sí... dijo Lola no muy segura.
Bueno, bueno; aquí está el lavandero; allí tenés la pana y la manguera; allá está el
tendedero y esta es la ropa; ya te la tengo separada los pantalones y las camisas de Don Juan; los vestidos míos y la ropa interior de los dos.
Cualquier cosa me avisas.
Doña Juana se volvió a meter adentro de la casa y se volvió a sentar en la mesa con Don José; quien se había puesto los anteojos y estaba resolviendo el crucigrama.
¿Qué dijo la muchacha? Preguntó Don José.
Nada; nada dijo Doña Juana; no la veo muy animosa que digamos.
Doña Juana se levantó recogió los trastes de la mesa y se puso a lavarlos.
Terminando de lavar los trastos Doña Juana; la joven Lola se asomó en la entrada de la puerta trasera y la llamó: Doña Juana venga a ver...
Doña Juana cerró el grifo; se secó la manos y caminó despacio hacia el patio.
Voy a ver qué quiere la muchacha. Don José no le respondió; estaba leyendo los
clasificados del periódico.
Ajá muchacha ¿Qué pasó?
Ya terminé de lavar lo que podía__ le contestó la joven Lola.
¿Como es eso? Si sólo lavaste los pañuelos de José y sus calcetines. No lavaste sus
pantalones ni sus camisas, tampoco lavaste mi ropa.
Lo que pasa Doña Juana es que me hace daño lavar ropa pesada por eso no lavo ni pantalones ni vestidos. Se me abre la mano y el médico me recomendó que no lo hiciera.
Ideay pero tampoco lavaste sus calzocillos; lo que pasa Doña Juana es que yo soy cristiana y soy señorita y me dijeron en la Iglesia que las señoritas no podemos lavar ropa interior de hombres por que podemos quedar embarazadas.
Doña Juana la queda viendo y no sabe si ponerse a reír o enfurecerse.
Pero tampoco lavaste mis calzones ni mis fustanes. Ahh Doña Juana lo que pasa es que usted es muy mayor; es mujer jugada y puedo agarrar hielo en el vientre.
Así que págueme y ya me voy.
Doña Juana sacó diez pesos de su bolsillo y se lo dio a la joven Lola que salió de la casa mas rápido que un perro que ha estado amarrado.
Doña Juana se vuelve a meter a la casa y se sienta callada en la mesa sin decir nada.
Don José la vuelve a ver por encima de los anteojos y le dice: Qué rápido terminó la
muchacha.
Doña Juana lo vuelve a ver con ojos cansados y le dice: Después hablamos...
Homero.
15 comentarios:
Una historia cada vez mas comun, cuaquier motivo es válido para no trabajar y abusarse de la confianza de los demas.
Muy real tu cuento.
Un abrazo desde MG
Gracia MG: es una historia esencialmente cierta con matices de ficción. Un abrazo. H.
Hola Homero, hacía días que no te visitaba, la historia me recordó de alguna gente que me tropezé cuando estaba en activo.Cualquier motivo era valido para cargar el trabajo en los demás o coger una baja.Buen relato, realista.Besos
anamorgana
Muy lista y espavilada la muchacha lavandera,
Besos
hola que gusto conocerte, gracias por tu visita.. que lindo primera vez que conozco a alguien de nicaragua.. feliz de tenerte dentro de mis ciber amigos.
te visitare para concer mas de ti y de tus blog.
Anamorgana: de este tipo de gente abunda en la tierra; salen a pedir trabajo deseando no encontrar. Un beso y gracias por tus comentarios. H.
gatadeangora: lista para atrás. Un beso. H.
arcadia: seas bienvenida amiga. He enlazado tu blog para estar en contacto directo. Un abrazo. H.
Querido amigo, he puesto en marcha una red propia.
La razón que me ha movido ha sido, que se ha colgado el sistema de las dos redes en que había entrado.
No tengo idea de a dónde pueda llevarme, pero más vale ser pocos y bien avenidos que una multitud.
He recuperado la denominación que le di a mi primer blog, BÚSQUEDA ENREDADA (http://cerques.ning.com/)
Lo iré articulando, igual que voy haciendo con los blogs.
Besos :)
Sí, después lo hablaría, ahora no creo que le quedaran palabras a la mujer ante tan alta muestra de frescura y vagancía...
Me gustó el relato
Un abrazo
Historia en la que aprender...
Un abrazo.
¡Qué buen relato, amigo Homero! Me gusta mucho. Además, en estos tiempos globales parece una tendencia universal.
Un fuerte abrazo.
Lo cotidiano es el día a día parte ...lo que hace la vida.
Besos para ti.mar
Pues si queeeeeeeeee, estamos apañaos...
Juventud divino tesoro....
Besotes
Yo, ni un duro. La devuelvo a la doña ésa de los chanchos tal como se vino: y lo siento por la Iglesia Catódica...
jajajajaja
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